Yo soy la observadora de mis estados internos.

Ayer fui a una charla de Sergi Torres y se convirtió para mi en una experiencia de meditación hasta la ligereza y la alegría genuina. Por el motivo que sea Sergi me sirve, es llave de mi puerta al desapego de todo lo que aún se agarra a mi identificación. Y si es fácil, lo tomo con sumo gozo.

Me aparece la bronca que reproduzco en una relación de intimidad. Es una relación de intimidad en concreto pero sé que si no fuera esa, ¡sería la siguiente!. En el teatro donde estamos todos concentrados en el hilo conductor de la palabra de Sergi se configura una envoltura de protección donde la mente se apacigua y cesa de generar provocación a través del pensamiento.

Le doy el poder a la observadora que existe en mi interior. Invoco la presencia yo soy y de repente todo adquiere una consistencia de ligereza y asombro. Todo es susceptible de ser observado con curiosidad y con una mirada inocente que no sabe y que no quiere saber, ni interpretar.

Empieza una fiesta en mi interior que quiero alimentar. El compañero Sergi me trae el recuerdo y lo recibo de inmediato como si no existiera el paso del tiempo, y todas mis historias personales perdieran su solemnidad. Ahora puedo jugar con lo que viene y va dentro de mi.

Voy a por la bronca.

-Te saludo justiciera del dolor. -le expreso a una parte de mi que está tomando forma -Cuando sientes dolor, identificas la persona detonante de ese dolor y quieres que vea tu dolor de forma amplificada. Si bien para que lo vea me obligas a mi a revivirlo, así consideras que el otro no tiene escapatoria. Reconcozco tu mecanismo y hoy decido no donar mi energía para este proyecto tuyo.

-Que no se te olvide salvajilla que yo te defiendo de la humillación de haber sido dañada -expresa la justiciera.

-No hay humillación. Solo es contacto, solo es dolor, y el presente me permite la nueva realidad cada segundo ¡no me hagas volver atrás! Muchas gracias por tu buena intención… Sólo te suelto sin que por ello me vaya a llegar un premio de reconocimiento… ¡amo mi ligereza!

-No olvides la traición, si la olvidas te traicionarán de nuevo con mayor desagravio -la justiciera hace bien su función de provocación, y se mantiene en su posición.

-Tengo una herida de traición en mi historia personal. La nombro y la observo. Quizás sea así o quizás no. Aquí y ahora sólo son palabras. Aquí y ahora estoy yo observando todas las voces que me cuentan la realidad. Tengo el poder de mi presencia y elijo el asombro y la suavidad del estado de meditación ante todos los instantes.

La provocación que recibo desde mi interior ha sido integrada con una energía en espiral. Mi energía física me ayuda para la gratitud de todo lo que emerge de mi. Cada vez que me alío con mi provocación, yo soy la primera en caer. Elijo la observación y el ahorro.

Antes de concluir la charla tengo una sensación de gozo juguetón. Sergi se acerca a una mujer que perdió a su madre y aún vive el dolor, sin saber si es apego al pasado o interpretación o qué. El le anima a que toque ese dolor.

En ese momento yo toco mi dolor de la bronca. Me meto para dentro y cierro los ojos. La ingente energía convocada en el teatro está absolutamente disponible para mi y la voz de Sergi hablando con esta mujer me la apropio en mi foco de atención. Siento el dolor de esta bronca… siento el dolor… lo respiro hasta el presente donde se disuelven todas las voces que me dicen cómo tengo que reaccionar… ahora el dolor se ha quedado solo en mi foco de atención y no tarda mucho en pasar… dentrás de él aparece el deseo. Esto me hace sonreir profundamente.