Chamanismo del Eros

El deseo sexual es un potente psicoactivo que recorre todos los centros energéticos de nuestro cuerpo, desde abajo a arriba. Cuando se me despierta es posible que me sienta atraída por ti y su movimiento más automático desde la biología me impulse a generar un cortejo y seducción encaminado a una conquista del placer sexual y/o al establecimiento de una relación de intimidad… contigo.

El deseo sexual pone en interacción toda la información inconsciente que está alojada en el vientre, en las tripas, en la parte instintiva, donde viven los patrones de relación, los rasgos defensivos y automáticos de la personalidad, los condicionamientos de nuestro sistema familiar, los traumas no completados como experiencia emocional hasta la integración.  Este fenómeno ocurre desde la perspectiva transpersonal para crear un escenario externo de nuestro material inconsciente que nos permita vernos a nosotrxs mismxs… ver lo que somos fuera de nosotrxs, reconocernos, digerirnos emocionalmente, resolver patrones, automatismos, mecanicismos y recuperar nuestra máxima libertad, creatividad genuina y autoridad interna.

El deseo sexual es un conejo blanco que aparece para llevarnos a un viaje de la conciencia. La mayoría de las veces en lugar de darnos cuenta del viaje de aprendizaje en el que estamos entrando por seguir a este conejo blanco, nos focalizamos en el propio conejo, en cazarlo, cocinarlo, convertirlo en nuestra mascota u otras ocurrencias. Simplemente nos creemos el sueño que se despliega delante de nosotrxs. Nos emborrachamos con el deseo hasta perder la conexión con los sentidos, y comenzamos a soñar nuestro sueño, aferrados a nuestra fantasía que se construye con la materia de la vida inconsciente. Esa vida donde nuestro poder se ha diluido en muchos momentos y relaciones con otros y ya no nos pertenece. Aunque lo podemos recuperar regresando a cada instante del pasado para revivirlos y completar la gestión de las emociones, devolviendo a los otros lo que nos cargaron y retomando lo genuino, de manera que desatamos los nudos y recordamos quién somos, resolviendo los condicionamientos y recuperando la libertad de ser.

El deseo sexual nos lleva por un viaje de abundancia espiritual, de evolución y transformación y muchxs de nosotrxs nos conformamos con esa aparente gratificación llamada placer, calor humano, apego, orgasmo genital. Existen muchos tipos de orgasmos y requieren  de la contención del placer sexual para que esta energía siga ascendiendo por los centros superiores de nuestro diseño humano, como la fusión en el corazón con el abrazo, la visión en el tercer ojo con las miradas enlazadas y el satori con la apertura del chakra corona donde nos convertimos en unidad.

También existen varias maneras de fecundación, no sólo la biológica que produce hijos e hijas físicos. Podemos crear y manifestar en la materia nuestros mejores intentos, el deseo sexual también es la fuente de energía para esto, y la unión de los amantes -quienes activan juntos su deseo sexual a dúo, en tríos o en grupo- permite el foco humano en un proyecto que se materializa en el mundo de las formas, así nos convertimos en verdaderos magos y magas.

No tenemos poder personal si arrastramos una madeja de confusión sobre nuestras vivencias del pasado. Aún vivimos en la reactividad: si tu me dices no yo me siento rechazada, abandonada, y me convierto en una niña de dos años perdida y triste. Si me dices que no tengo razón, yo registro el desamor, y se me hace presente las veces que mi padre me castigaba por mis errores en el colegio… si te quedas callado y no me hablas yo me imagino que estas enfadado porque cuando era pequeña mis necesidades de comunicación no tuvieron soporte ni fueron comprendidas. Si te expreso mi amor tú sientes el miedo de verte atrapado en una relación, como cuando eras niño y te convertiste en el fiel apoyo afectivo de tu madre, quien se apegó a ti desde su pánico a la soledad. Y así muchos patrones fijados que no responden a la realidad del momento presente si no que son condicionamientos aprendidos por momentos del pasado que no fueron gestionados en lo emocional.

El deseo sexual posee su primer trabajo de conciencia: la sanación emocional a través de la sexualidad. Pone en marcha los patrones de tu pasado… ¡observalos con desapego! como si se tratara de un sueño… para elegir desde la libertad, sin reactividad. Completa el proceso emocional: el miedo, la frustración, el sentimiento de abandono, la ansiedad… tu monstruo particular.  Este laboratorio está construido para darle soporte a todos los estados emocionales, aprender a atravesarlos con conciencia, aprender de ellos, escucharlos y soltarlos.

Poder cambiar mi pasado, limpiarlo y actualizarlo en una sesión sexual me parece más interesante que echar un polvo, aunque tengo que posponer mi gratificación desde lo inmediato a un nuevo enfoque, presencia, contacto y relación con el otro, la otra o los otros, y estar disponible para que aparezca mi sombra personal de la que he huido tantas veces.

Otro trabajo del deseo sexual es convertirse en combustible para nuestra sensibilidad y abrir nuestro corazón. En ese momento que el abrazo me penetra el pecho y lo abre de par en par, suelto el objetivo y entro en un espacio sin expectativas donde existir y estar presente es el máximo sentido gozoso de la vida.

La planificación, el modelo de creencias que estructura mi realidad, me impide tomar todas las perspectivas desde donde puedo mirar el panorama de la vida y me impide recibir lo que la vida me ofrece, porque cuando esto no se ajusta a la forma concreta en la que yo visualizo mi deseo o mi plan no consigo reconocer si quiera el regalo que me llega, ni valoro la abundancia con que la vida me está cuidando para que mi aprendizaje sea el mejor para mi. Me sobreviene cierta frustración porque no sucede lo que yo quiero que suceda.

Soltar la expectativa es un trabajo básico de consciencia para aterrizar en la Realidad. En ese sentido el deseo sexual intensifica el movimiento automático de expectativa y fijación en el logro del objetivo en busca de la gratificación inmediata, con lo cual también es el laboratorio perfecto para soltar la expectativa y construir un nuevo paradigma como es permitir un espacio vacío de objetivos y un entrenamiento en estar presente en el placer para que evolucione hasta estados de conciencia extendida, sólo con la presencia y sostenimiento del deseo sexual.

Cuando el deseo sexual llega a la garganta podemos nombrar de nuevo todo lo que nos importa. El sonido de la palabra es un vibración que modifica nuestra realidad. Si yo nombro al dios que tú eres, el mago, el guerrero, el poeta, el chamán con toda la potencia de mi deseo sexual, mirándote a los ojos y tu nombras a la diosa que yo soy, a la maga, a la guerrera, la chamana, la escritora… estamos invocando nuestras versiones superiores como el primer paso para incorporarlas en nuestros permisos internos y materializarlas en el mundo. Yo me doy permiso o me lo quito para ser quien yo quiera ser, y para darme permiso o para quitármelo me invento una serie de requisitos que tengo que cumplir. Estos requisitos son los condicionamientos de mi historia personal, es decir, el pasado perpetuándose en mi vida actual como si no hubiera transcurrido el tiempo. El pasado arrastrado por mi como una carga que no estoy soltando porque es mi identidad, mi apego al sistema familiar y de creencias, mi alianza con el miedo como medida de seguridad para sobrevivir en un supuesto mundo hostil, que yo contribuyo a construir con mi visión.

El deseo sexual me da la fuerza del permiso para nombrar cómo quiero que se configure mi realidad. ¿Me doy permiso para ser quien quiero ser y vivir lo que deseo vivir?¿Me atrevo a expresarlo en voz alta mirándote a los ojos?

La garganta es el centro donde yo transformo el deseo sexual en la expresión de mi sensibilidad. Te expreso lo que siento y cuando hago esto lo escucho yo de una manera muy intensa. Mi sensibilidad abarca cualquier estado: miedo, dolor, vulnerabilidad, amor, alegría, gozo, rechazo, rabia, enamoramiento… y nombrar lo que siento cuando lo estoy sintiendo y cuando el deseo sexual me lo está amplificando es una gran conquista del poder personal, de la autoridad interna. Entro en mi vulnerabilidad de la manera más consciente posible, y no recurro a la defensa ni al control. Al contrario confío en todo: en mi, en ti, en mí misma(otra vez) que te eligió a ti para este momento, en la vida que me puso aquí y ahora, en la nueva oportunidad para tomar conciencia y darle espacio a quien soy con confianza, sin defensa… saltando al vacío para crear lo nuevo en mi.

Cuando el deseo sexual llega a la visión puedo abrir mi mente a cualquier configuración de mi realidad. Porque siempre me he contado la misma historia sobre quién soy, qué me pasó, dónde estoy, quiénes son los otros, cómo es el mundo… y nunca he cuestionado que puedo mirar los mismos hechos desde infinitas perspectivas y que si elijo una perspectiva concreta para interpretar mi realidad estoy creando esa realidad tal y como la veo, como la nombro, como te la cuento, como me la cuento.

Si bien puedo salirme de mi historia personal y de la matrix(el sistema mundial donde habitamos) si sostengo la energía necesaria en el espacio del deseo sexual contigo a solas, o con otras personas en trío o en grupo, para permanecer en la auotoobservación de mi realidad sin juicios y sólo construir lo que realmente quiero crear: mi mejor sueño. Mi mayor obra de arte como ser humano en el planeta tierra.

Quitarle al deseo sexual el objeto es entrar en la Claridad de que todo está hecho de materia luminosa para nuestro gozo, gozo supremo, incluyendo todo el espectro emocional con sus matices y sabores: miedo, dolor, alegría, euforia, serenidad, rabia… cada emoción es un sabor… y todas las emociones contribuyen a darle el sabor particular a mi propia vida… el deseo sexual es la puerta de la libertad y las cadenas de la esclavitud, cómo yo en mi libre albedrío quiera tomarlo.

Si focalizo mi deseo sexual en un objeto -que suele ser una persona y un modelo de relación con esa persona -contribuyo a encadenar mi placer a una cosa, que luego se convierte en otra cosa, y en otra cosa, y en otra cosa si expando mi deseo sexual a todos mis centros de energía y consigo liberarlo del objeto,  yo misma y tú mismo, nos convertimos en Gozo, en Éxtasis

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