A nuestra convocatoria de Maithuna hemos acudido 6 parejas. Le vamos a dar un gran tiempo de preparación hasta entrar en la entrega al amor y la unión sexual. Nos movemos con la premisa de que antes de hacer la fiesta es urgente limpiar la casa. Esto significa que atendemos la sombra para darle un sitio y que así se sienta vista, aceptada, y en el momento del Maithuna nos permita un soporte de serenidad donde generar el vuelo hacia el gozo y el éxtasis y otros estados elevados del sentimiento, la visión, la conexión.
Cuando nos acercamos al Tantra la primera etapa es la sanación. La conciencia en la sexualidad enciende un foco extraordinario de claridad que visibiliza todos los patrones, la herida, rompe todas las expectativas que hayamos generado en torno a las mieles del deseo y el placer o el romanticismo de la pareja. Este choque a la expectativa libera espacio para el vacío y la meditación que requiere la presencia en la unión sexual. Y muchas veces esta liberación desata la frustración y la defensa o el dolor y la vulnerabilidad. Si aceptamos nuestra vulnerabilidad abrimos una puerta a la sensibilidad que se convierte en un trampolín al misterio. Si armamos nuestra defensa le damos el poder al ego y vendemos el alma al diablo temporalmente, retirándonos del viaje al corazón. A veces la inflamación del ego nos facilita vivenciar intensamente nuestra rigidez para comprobar cómo nos atrapa en el sufrimiento y nos enreda en un bucle mental en busca de una solución al conflicto que no está en ese plano. Realizar esta comprobación sirve para soltar la energía que le damos a los rasgos automáticos de la personalidad y volvernos más livianos, ligeros, desapegados.
Iniciamos en círculo en torno a una vela. Emerge un silencio prolongado en el tiempo donde percibo mucha escucha y poco miedo. La mente se calma como un lago sereno. El amor, ese disolvente universal del miedo, está presente en abundancia en las parejas convocadas. Me regocijo de abrir la palabra en ese lugar de presencia amplificada donde cada sonido de la voz se escucha profundamente. Agradezco el privilegio de formar parte de esta aventura de la conciencia donde vamos a tomar el deseo sexual como impulso para el viaje espiritual. Devolviendo al sexo su sitio de inocencia, magia y pureza.
Desde la primera expresión empezamos a acercarnos en grupo a la intimidad de cada pareja y de cada persona. Se desvela la necesidad de habitar conflictos con delicadeza y cuidado para que se conviertan en desafíos y espacios de crecimiento. Poniendo en marcha el verdadero potencial de la polaridad hombre-mujer: limpiar los patrones de sufrimiento heredados, elegir con responsabilidad y honestidad no perpetuarlos, despertar al poder del dios y la diosa, crear la realidad del corazón, reconocer el lugar de transmutación y de iluminación de la energía sexual, encontrar las fuentes de satisfacción y de éxtasis en el interior.
A Alfredo, Juan y a mi nos encanta este trabajo de despertar del corazón en pareja, transitando todos los estados que emerjan, nombrando toda la sensibilidad, la vulnerabilidad, el deseo y el amor. Respirando la defensa también cuando sale, con su carga de rabia, dejando que ocurra la explosión para luego ir integrando la información desvelada y retomando el diálogo sereno con empatía y escucha.
Proponemos un trabajo que consiste en proyectar la sombra física en la pared con varios focos. Cada pareja observa qué muestra su sombra conjunta: la figura masculina y la femenina en proximidad como formando una expresión de la dualidad completa.
Cuando miro la sombra de mi pareja me doy cuenta que mi pareja tiene sombra, me doy cuenta que esa sombra es una parte de mi pareja pero no es todo lo que es. Esta comprensión me da poder para observar con más curiosidad y compasión los movimientos inconscientes del otro. En la sombra percibo muchas cosas: lo que no me gusta del otro, y también lo que permanece oculto, como su poder personal, sus dones no manifestados plenamente. Abre mi corazón observar la sombra del hombre y ver su fuerza, la templanza para sostener todo mi caos emocional con su pecho sobrio y tranquilo… en su sombra veo este poder intacto y extraordinario. Intuyo ahora que lo que verdaderamente me provoca atracción por el hombre es poder contar con este soporte para abrir completamente y sin miedo la caja secreta de mi feminidad, donde viven las fuerzas salvajes y caóticas de la Naturaleza, donde vive la magia y el poder infinito del corazón para la total transformación, donde habita una fuerza visceral llamada a restaurar el orden natural que nada tiene que ver con la moral, la cultura o la razón.
Si me alejo del otro mi sombra se hace más grande que la de él y en esta configuración observamos patrones cuando nos alejamos de la relación de igualdad. Yo siento que si soy más grande que él me desapego y pierdo el interés, me enfrío, no encuentro el sentido a la relación. Cuando él se aleja de mi y su sombra se hace más grande que la mía me doy cuenta cómo no tengo más ganas de experimentar roles de superioridad o inferioridad, que en ese caso, tomo mi soledad. Esto me centra en mi. Ya no quiero agarrar a la pareja por huir de la soledad. Puedo transitar mi soledad y respirar todos mis estados. También renuevo este pacto con mi sombra: me quedo contigo, sombra, sin pedirle al otro que se haga cargo de ti porque yo no quiero transitar determinados estados que me cuento a mi misma que son insoportables. Aprendo a quedarme en todos mis estados sin entrar en el juicio y la interpretación de la realidad.
La huida es un estado de negación de lo que siento, y no me ayuda. Quedarme es casi una renovación de la encarnación en el cuerpo físico, que me permite experimentar el gozo y me permite experimentar el dolor.
Se mueve el contacto con la sombra proyectada en una figura presente, delimitada en su forma, que puede hablar con nosotros. A veces es un juego inofensivo y a veces presiona de pronto, desvelando una realidad que estaba oculta hasta el instante mismo en que se siente vista y descubierta, y el otro lado de la pareja toma presencia, recordando la memoria que sigue presente hoy, y todo el poder que por miedo aún no abrazamos como propio.
Cuando observo la sombra de Fer, mi pareja de tantra en este viaje, también veo a mi hombre interno, algo que me pertenece. Mi hombre interno me pertenece y Fer no me pertenece. Puedo ver la diferencia con un efecto visual muy contundente como es la sombra masculina proyectada en la pared. Tantas veces en mi historia personal volcada hacia fuera buscando el amor del hombre cuando esa energía está en mi interior también, en la cara oculta de mi misma.
Así discurrimos la primera sesión de trabajo personal en diálogos con nuestras sombras y con nuestra pareja, clarificando con la conciencia.
Empiezan a emerger la fragilidad ancestral de varios tipos: el hombre buscando la libertad, la mujer conservando el amor y ambos entrando en lucha. El hombre que aún no ha completado su masculinidad con firmeza y voluntad y la mujer que se aferra al control en lugar de vivir la entrega a su corazón transitando todos sus estados con el magnífico poder que le procura su feminidad, confiando en el pecho del hombre como lugar templado donde apaciguarse.
Al día siguiente vamos a invitar a una práctica de tantra en pareja que recorre la meditación, el masaje y la danza, antes de llegar al Maithuna, donde nos internamos en la relación sexual en pareja ocupando la sala, encontrando espacios de intimidad en la cercanía.
Comenzamos la mañana con un círculo de escucha y presencia. El centro es ocupado por cada pareja que lo toma para mirarse a los ojos y abrir la palabra en este lugar de conciencia acrecentada, mientras el resto contempla ese momento en silencio. El hombre ve a la mujer y la nombra, la mujer al hombre y lo nombra, y el grupo ve a la pareja y escucha.
Respiro y te veo, poniéndole verbo al corazón. No me invento nada que no esté presente, cuando ocupo el círculo es mas difícil decir desde el ego, suena a falso directamente, todos ven como huyo de la presión de estar presente. También emerge la sensibilidad al tener la seguridad que soy vista y no tengo que hacer piruetas egoicas para llamar la atención, aquí y ahora tengo toda la atención.
Nombro mi entrega y desnudo mi corazón. Invoco el juego de los amantes.
Así con un ritmo sin tiempo pasan todas las parejas por este espacio de presencia y reconocimiento.
Ahora cambiamos. Nos colocamos frente a frente, sentados, hombre y mujer y generamos un vórtice de movimiento llevando la cabeza ligeramente hacia abajo chocando con el otro, y volviendo al ascenso. Describiendo una copa: huwa, la copa del amor.
La respiración toma un ritmo entrelazado que en muy poco tiempo nos transporta al trance. Vamos cambiando de postura hasta llegar a YabYum, donde las mujeres nos sentamos con las piernas abiertas en el regazo del hombre que permanece en posición de loto con el sacro levantado por un cojín. Aquí damos espacio al intercambio de alientos, a veces cortando totalmente el aire que entra del exterior por la comisura de los labios y creando un circuito microcósmico de energía entre los dos amantes.
El viaje de la respiración disuelve la mente y crea las condiciones para el éxtasis. La meditación nos libera de la identidad, la expectativa, los roles repetidos como los pasos a seguir para conseguir objetivos considerados mejores que otros… todo eso se desprende con el huracán que genera la presencia en la respiración, el viento lo revolea todo y sólo permanece lo natural del cuerpo y lo natural del amor.
Me siento como una adolescente en plena ebullición. Estoy gozando con Fer en este juego de presencia. Miro de soslayo a Juan con su shakti narrando la propuesta para todos y entregado a su propio sentir al mismo tiempo. Es un momento de abundancia. Se abre mi corazón a sentimientos oceánicos, gratitud y amor.
Ahora emprendemos una sesión de masajes. Yo a ti, tú a mi. Yo guio con mi palabra el masaje que le damos las mujeres a los hombres. Alfredo guía el masaje que le dan los hombres a las mujeres. Nos dejamos inspirar por la sensibilidad, la sensualidad, el encendido del fuego del lingam en los hombres para calentar su corazón y permitir el sentir, el encendido del fuego del pecho en las mujeres para abrir su yoni al misterio del viaje tántrico. Vamos recorriendo con el tacto el ascenso de la energía kundalini por todos los chakras, tomando el lingam, el yoni, los pezones y los pechos para expandir la energía sexual creando una envoltura luminosa que nos transporte por dimensiones desconocidas del amor, la visión y el éxtasis.
La borrachera de la sensualidad se convierte en cada instante en estados de gratitud, gracia, gozo, desapego del deseo que posibilita la experiencia del placer sin formas en fusión con la totalidad, el desprendimiento de programas románticos de modelo de pareja, de modelo del amor, y de roles tan instaurados en la sexualidad sin los cuales aparece la angustia del vacío, y la interpretación de la ausencia de deseo como peligrosa para el vínculo. Estamos aprendiendo a dar saltos cuánticos, abrazando el misterio, incrementando la presencia cada vez que se cae algo conocido que resultaba imprescindible, observando como regresa la confianza natural en la sabiduría del cuerpo y del corazón. Como si pudiéramos volver a ser niños y niñas en la sexualidad, sin prejuicios, sin creencias, sin modelos, sólo sintiendo lo que hay en cada instante, y aceptando lo que no hay como una configuración perfecta y abundante del presente, sin interpretaciones de la realidad desde lo mental. Recuperar la naturalidad en la sexualidad es darle el poder a la esencia de amor universal.
Está llegando la hora de invocar al dios y a la diosa, y manifestarlos en nuestros cuerpos bellos, adornados con atuendos inspiradores y algún adorno, maquillaje o pintura en el cuerpo o cara. Nos disponemos con apertura.
Creamos el altar de la pareja con elementos elegidos con conciencia, donde haya sitio para nuestra unión sagrada, la luz de una vela, animales de poder, flores, fotos, telas, objetos de poder.
Iniciamos el círculo de presencia, donde ofrendamos la energía sexual que estamos despertando y que seguiremos moviendo en el Maithuna. De nuevo creamos las condiciones de meditación, silencio y escucha para que cada pareja tome el centro y exprese honestamente qué le pide a su energía sexual: abrir el corazón, experimentar el éxtasis, abrazar la sombra, habitar la vulnerabilidad, volar con el sentimiento, abrir la visión, jugar, reír, gozar, estar presente en todo lo que la energía sexual traiga, invocar al dios- diosa. Lanzar invitaciones al compañero/a de tantra en esta noche que se inicia.
Te invito a la lentitud de la caricia. Te invito a la mirada a los ojos y a nombrar los sentimientos que ocurran en el corazón. Te invito a darle un sitio de amor a la vulnerabilidad cuando emerja. Te amo, me amo. Estoy disponible para volar, para sentir, para ser, para llorar, para reír. Invoco a la diosa que hay en mi, reconozco al dios que vive en ti.
Comenzamos con una cena que recibimos en la sala en el espacio de cada pareja. Está compuesta por un plato donde hay carne, pescado, cereales y verdura. Le acompaña otro plato de postre con fruta y chocolate. Cada pareja ha traído una única copa para ambos y una botella de vino. La propuesta ahora es comer lento, oler la comida, darse de comer mutuamente con las manos o la boca, darse de beber mutuamente, fluyendo con juegos que puedan aparecer, lamer, chupar, abrir los sentidos, encender el deseo como punto de partida a través de la sensualidad y seducción de los alimentos y el vino.
Yo te miro a ti y tú a mí. Rodeados por otras parejas que se miran mutuamente.
La lentitud tiene la cualidad de disolver expectativas e invocar más presencia a lo que hay. La expectativa en la sexualidad exige algo que falta y que debería ocurrir cuando no ocurre. La lentitud le pide a la expectativa que se marche y que se convierta en presencia. A veces este proceso puede generar frustración y vulnerabilidad.
Fer, mi compañero de Tantra quiere darle las gracias a cada alimento que degustamos, honrar a los animales que quieren formar parte de nuestra nutrición y que dieron su vida para estar en nuestro menú. También a los cereales y verduras. Toma su tiempo a ponerle palabras a este reconocimiento.
La comida se convierte en un entrenamiento para la paciencia y la gratitud del presente. Mi ego empieza a sentirse confrontado porque ya quiere pasar a la fase de unión sexual. Respiro toda esta bipolaridad: quiero estar presente en el ritmo de nuestro encuentro y quiero tomar la unión sexual de nuestros cuerpos.
Me alivia cuando tomamos un alimento con la boca y lo compartimos, terminando en el beso húmedo, con sabor a croqueta de polenta y champiñón, acompañado de risas. Nos desprendemos de la ropa.
En el rincón del noroeste un Shiva se queda solo en un trance de carcajadas cuando su Shakti va un momento al baño. En ese instante nos contagiamos todos de risas, quizás sin sentido, salvo por el hecho de que a través de la sensibilización brota el gozo y las ganas del disfrute completo. Yo me río contemplando en el rincón del noroeste de la sala una figura masculina que se está riendo. Me parece un espacio onírico. La risa le puede a la razón y entonces se abre la inocencia de sentir lo que siento, sin ponerle cabeza.
Cuando ella regresa continuamos un rato de risa que nos ayuda a seguir presente sin empujar a supuestos lugares donde la pareja que se ha citado para hacer el amor debería entrar ya –desde planos mentales- por el tiempo que llevamos simplemente dándonos de comer y beber. Considerando además que el contenido del plato es pura sobriedad, ya que su composición está destinada a avivar los sentidos y no a llenar el estómago.
El Maithuna es una convocatoria a la sexualidad lenta y el amor sagrado orientada a entrar en espacios sin mente, sin tiempo, sin expectativas, sin roles, sin ego, y abrir el corazón, se hace con tu pareja en un grupo compuesto por parejas, con lo cual la energía del intento es realmente poderosa y cada pareja penetra un viaje personal que requiere ser integrado al día siguiente para darle toda la comprensión a la experiencia… la energía kundalini está convocada para los amantes en un trabajo profundo que responde a un sabiduría misteriosa de sanación completamente salvaje fuera de los parámetros mentales. Nos incluye a los facilitadores que acudimos al círculo con nuestras parejas de tantra y con disposición a estar presente a todo lo que se manifieste.
Mi trabajo en primera persona comienza a hacerse muy visible en mi cuerpo y emociones cuando echo un vistazo a la sala, como licencia que me permito al ser facilitadora, y compruebo que uno de mis compañeros de trabajo está inmerso en la unión sexual con su respectiva shakti. Me gustaría estar en esa fase con Fer para sentir que soy guía para el grupo y me gustaría acoplarme al ritmo de mi compañero generando energía grupal, si bien Fer no está disponible aún para esta unión. Shiva le pide más entrega de Shakti. Todo lo que ocurre en el Maithuna tiene un sentido. Shiva espera el amor de Shakti.
Fer me propone hacer un ejercicio que practicamos por la mañana que es huwa, la copa del amor.
Curiosamente yo le digo que no, y mi negativa me coloca inmediatamente en una emoción de frustración, cuando la vivencio con el cuerpo me deslizo en un espacio profundo de vulnerabilidad que desata mi llanto. Mi viaje emocional de sanación se ha puesto en marcha y tiene el propósito de procurar una limpieza profunda que esta fuera de mi control y que está alineada con la invocación de la diosa. Antes de incrementar mi entrega estoy necesitando transitar esta vulnerabilidad, porque es desde ahí donde brota el amor sincero en la pureza del presente.
Cuando lloro Fer se coloca encima de mi a horcajadas apretando su pecho con el mío, me ofrece todo un espacio de templanza donde poder verterme hasta disolver el caos emocional y tomar el sentimiento. Mi corazón se abre y mi ego suelta el control de la situación. Me rindo a que todo ocurre sin mi control y sin atender mi preferencia.
Sigo siendo muy caprichosa con mi deseo. A pesar de tener mucha práctica de desapego del deseo, vuelvo a caer en la trampa del ego: la gula que genera la expectativa de unión en grupo, donde cada pareja es un motor con polo negativo y positivo de un gran engranaje de elevación de la conciencia. Me imagino el banquete de energía sexual convertida en luz y los fluidos mágicos de mi glándula pineal rezuman desde mi cerebro hasta mi estómago ante la expectativa de iluminación. Aquí caigo en la trampa del apego al deseo y pierdo mi centro.
La kundalini me confronta mostrándome que yo había traído planes al vacío tántrico. En esta noche aún no he entrado con mi pareja en la unión de los órganos sexuales como motores de la energía en ascensión y en viaje espiritual. Me declaro una facilitadora en aprendizaje, soy una más en este grupo de participantes aprendiendo a estar presente en la energía sexual y a tomar el viaje propuesto, aunque en esta ocasión el paseo es por la vulnerabilidad como preámbulo para el punto de inicio en la entrega de Shakti.
Fer se aparta de mí unos minutos, y al quedarme sola contemplo la pareja del noroeste y la del norte haciendo el amor con una vibración amorosa esplendorosa. La onda expansiva me abre como una flor y puedo abrazar mi entrega. Sólo el vacío de expectativas puede dar espacio a la expresión genuina de Shiva y Shakti y una vez abiertos a la medicina de la Kundalini emergerá lo más urgente: el fuego ha venido a quemar los patrones y cuando se siente convocado es imparable en ejecutar su trabajo, provoca el incendio y todo lo viejo está invitado a la transmutación.
Sobre las 2 de la mañana quedamos la mitad del grupo en la sala. Han pasado cuatro horas, la noche ha sido larga.
En ese momento muere algo en mí. Abrazo la muerte y siento calma: ya no hay planes. Entro en el vacío pasando por una batalla con mi ego que estaba agarrado a un escenario idealizado del Maithuna. Me quedo en paz y en la ligereza. He vivenciado un trabajo de conciencia de desapego del deseo, transitando el dolor. Uno de los trabajos del Tantra es salirse del objeto mental, yo llevaba uno camuflado en la justificación de guiar el trabajo del grupo junto a mis compañeros. La energía kundalini amplificada por un maravilloso grupo de parejas valientes y amorosas es un espacio sin escapatoria para la sombra: sólo puede ser desvelada.
Ahora hago el amor con Fer. Agradezco el abrazo completo desde el vacío. Agradezco que la unión sexual ocurra en la máxima entrega y en el instante donde sólo existe tú y yo para entrar en la unidad, la fusión, y poder disolver mi energía femenina en la totalidad. Agradezco a Fer que sea un Shiva poderoso que ofrece su presencia y espera el tiempo que haga falta la entrega de Shakti antes de comenzar el abrazo sexual.
La integración del día siguiente nos permite poner orden con las devoluciones de todo lo vivenciado. Tenemos muy naturalizado un espacio de transparencia para que nada se quede atrapado en la garganta. Facilitamos con mucho amor y con nuestro ejemplo personal la comunicación clara y útil para que todo quede completado antes de salir de la sala, hasta la próxima aventura de la conciencia.
Trabajamos un conflicto de pareja desde el amor propio, ternura y entrega mutua. Hay un cambio en su forma de vida, que pasados unos meses les hará vivir en provincias diferentes. Esta distancia el hombre quiere gestionarla con una relación libre, la mujer entra en mucha fragilidad. Este proceso emocional de ambos tiene un punto de inflexión cuando él expresa desde su vulnerabilidad que quiere quedarse en la relación, que no se quiere ir. Ella siente que él se queda, que no la abandona y renueva su sentimiento de amor aceptando la parte de incertidumbre que está llegando para ambos. Hay un encuentro donde las necesidades de los dos son escuchadas y aparece la tregua del momento presente con la abundancia de lo que existe aquí y ahora.
Esto da espacio para la empatía, el efecto y el circulo de palabra. Una mujer comparte como se permite la expresión de toda su ola emocional en la relación con su pareja: desde el odio al amor, desde los límites a la entrega y como agradece el poder conocerse con el hombre que se queda presente mientras ella navega por sus mareas hasta retomar la calma.
Todos expresamos nuestra transformación en el Maithuna y el reconocimiento de cómo esta ceremonia procura intensidad de energía sexual para lo que tenga que ocurrir: limpieza, sanación, amor y éxtasis. A veces estoy esperando el éxtasis y me llega la limpieza, y la limpieza me permite volar por la gratitud y otros expansivos sentimientos que acuden en bandadas cuando los amantes habitamos el vacío.
Hoy regreso del bosque, arropada
por la envoltura de vitalidad luminosa de la Naturaleza. Recordando que la
salud es un estado de equilibrio interior del organismo humano donde
mente-cuerpo-emoción-espíritu están imbricados y son inseparables. Donde mi
sistema inmune se fortalece cuando yo me alineo con el propósito de mi
existencia, y cuando prevalecen sentimientos de motivación, amor, confianza,
entrega y alegría en mi cotidianidad porque estoy haciendo lo que quiero hacer,
porque me relaciono con quien quiero y doy-recibo nutrición e intercambios
creativos en mis relaciones de confianza.
Llevo años y años trabajando el
miedo a la muerte, por eso puedo decir que el miedo a la muerte no es en
realidad temor a la muerte del cuerpo, como la mente nos incita a creer. El
miedo a la muerte es el miedo a los espacios de la experiencia donde el ego
pierde el control y el poder regresa a otros lugares del corazón, y el miedo no
es nuestro, si no del ego, al que nosotros estamos identificados de manera
automática sin darnos cuenta que no somos eso.
Cuando tengo miedo a la muerte,
lo que realmente ocurre es que mi ego tiene miedo a perder su poder y me
susurra delirios paranoicos al oído para asegurarse que sigue siendo el jefe de
mi existencia. Cuando yo conquisto espacios de observación en mi presencia
puedo respirar el miedo y deshacer toda la elaboración mental, soltar las
creencias que me condicionan en una respuesta automática, ahí empiezo a habitar
mi libertad y comprender que la muerte es una energía que está presente en el
vacío, en la retirada, en las despedidas, en los cierres, en las separaciones,
en el desapego, de forma natural en la vida.
Salgo de casa por la mañana. Cuando
llego al bosque siento el saludo alegre y vibrante de la naturaleza. Los
árboles me van indicando por donde adentrarme y acampar guiándome a un espacio
con varias encinas próximas a una pared rocosa. El muro de piedra puede tener
tres metros de alto y puedo escalarlo con facilidad hasta una cima donde se
divisa el paisaje de montañas y las copas de los árboles de la dehesa.
Siento una profunda alegría de
regalarme a mí misma tres días en el bosque para la pura presencia y
observación de todo. Sin planes, más que estar presente. Sin rutinas, y en
ayuno.
Suelto todas las cosas que traigo
y ato una hamaca entre dos acebuches jóvenes, donde da el sol de lleno y
simplemente me tumbo para sentir. Me abandono al instante presente. Acabo de
llegar al bosque y tengo mucha energía. Quiero empezar el trabajo interior, así
que le doy la voz al ego. Traigo un sentimiento de amargura que me suscita una
relación y lo quiero revisar estos días. Empiezo por mi enredo y confusión, y toda
esa densidad la sitúo en mi ego.
¡Habla ego! ¡quiero verte sin
tapujos!
-Soy el ego de Susi –adopto esta
identidad del ego y ahora mi voz es
como si mi ego, diferente de otras partes de mi, hablara -me siento muy
inferior, me siento muy pequeño, y es que realmente no soy nada, me siento una
mierda, intento aparentar fuerza, me gustan mucho los iconos de fuerza como el
chamán, la guerrera, me encanta la visionaria, la vidente, la psíquica con
poderes paranormales. Todos son lugares grandiosos en mi fantasía para sentir
un poco de poder y ahí me escondo como ego. Realmente estimulo a Susi para que
desarrolle estos dones, la autonomía, la fuerza, la visión, etc… que son suyos
pero ahí me escondo yo. En realidad me aprovecho de ella. Ella disfrutaría el
momento y ya está. Pero yo voy diciendo yo
soy chamana intentando buscar la superioridad todo el tiempo, inflamando mi
orgullo, mi arrogancia, mi vanidad. Ahora estoy con Susi en un retiro chamánico
y no sé qué hacer con mi vida, quiero morirme porque nadie me quiere, no me gusto
como soy, todo lo que hago lo hago de forma automática, lo hago porque estoy
adiestrada como un perro a hacer lo que hago. He aprendido a hacerlo y lo
repito, no sé hacer otra cosa. Necesito también víctimas para sentir
superioridad, chupar la energía de los demás. También necesito engrandecer a
alguien, sentir que es muy superior a mí. Toda mi admiración puesta fuera.
¡Claro!, Susi necesita abrir su corazón y hacemos este trueque. Como yo
parasito a un humano pues también tengo que hacer que el humano pueda vivir. El
humano necesita abrir el corazón, al menos una rendija, si no se muere. Así que
yo idealizo a alguien poniéndolo en un lugar de superioridad en mi vida y así
Susi puede sentir un poco su corazón. Tengo que darle alguna salida a este
humano que tengo parasitado, Susi. Aunque esta persona que yo coloque en un
lugar de superioridad siempre va a ser alguien con quien mantengamos las
distancias. Me aseguro de elegir a alguien donde siempre vaya a existir
distancia. Elijo a alguien que sea muy incompatible con Susi, y le dejo a ella
que abra un poco su corazón. Yo sé que la distancia nunca se va a superar
porque ya lo he calculado, pero Susi entra en un anhelo de amor que la tiene
entretenida y con el corazón encendido, que es de donde yo chupo más energía.
Yo también hago cosas para que esta distancia no se acorte. Yo no quiero amor.
En el amor yo desaparezco, así que saboteo todas las posibilidades de amor real.
En este sentido el amor romántico es muy útil. Y si yo desaparezco pues ya no
puedo valorar lo que es bueno y lo que es malo… la energía de la importancia
personal, yo soy el juez quien dictamina lo que es bueno, lo que es malo, y soy
como dios porque estoy creando el universo con un criterio de perfección: esto es bueno, esto es malo, de esto más, de
esto menos… toda mi vida es un fraude, es todo mentira… pero ya no consigo
engañar a nadie. Ahora soy visible. Susi le da poder a las personas que ama
para que la confronten, ella está aprendiendo a darse cuenta que ella no es yo,
el ego. Así que cuando la confrontan a ella, en realidad me lo hacen a mí y yo
me debilito y Susi se siente más libre de mí. Soy un desecho, soy estiércol,
todo lo que creo que sé… no sé nada. Me quiero morir. He venido al bosque a
morir como ego.
Cuando le doy la voz a mi ego,
éste dice todo esto. He venido a disolver la densidad de mi sombra, la que se
mueve en mi plexo y aligerar la carga con la ayuda de los aliados de la
naturaleza. Quiero transmutar. Quiero acunarme a mí misma. Quiero abrazar mi
sombra para quitarle la inflamación, para sentirme en la unidad.
Elijo un sitio al lado de la roca
para montar una tienda de campaña. Por la noche hace frío y necesito
resguardarme. Cuando la dejo lista siento el entusiasmo de mi niña interior que
percibe que está en casa y posee todo lo necesario para vivir el presente: un
refugio, una hamaca, una almohada, un saco de dormir, una manta, un aislante
inflable, dos litros de agua, cero comida. Un expansivo sentimiento de gratitud
me embarga. Mi corazón se deleita.
Cambio de sitio la hamaca. Subo
la roca hasta la cima y la ato entre dos árboles, acebuches jóvenes también,
desde ahí puedo contemplar el paisaje con una visión amplia. Sobre las 18h cae
el sol y desde este mirador privilegiado puedo agasajar mi espíritu con la explosión
de colores malvas, naranjas y estelas entre las nubes del cielo de otoño.
Subo y bajo la roca muchas veces.
Conforme paso tiempo sin comer se amplifican mis resistencias a la acción y me
vuelvo más lenta para realizar cualquier movimiento. Esto me proporciona un
lugar de autoobservación sobre cómo emprendo la acción y qué me lo impide. Tomo
nota de todo.
Estoy en la hamaca y me regocijo
en un mecimiento muy agradable. Voy asimilando un nuevo orden mental dentro de
mi en busca de la claridad. Estoy recapitulando la relación con lo masculino
desde 2015 a la actualidad. Cuando llego a noviembre de 2019 me doy cuenta que
está todo sanado. Desde ese momento prevalece la salud afectiva con lo
masculino si bien la inercia hace parecer que aún estoy en proceso de sanación.
Pero lo percibo una y otra vez, lo integro en mi sentimiento. Está todo sanado
ya. No hay motivo para reproches, no hay motivos para conflictos, no hay
desigualdad, no hay confusión, no hay demanda desde la carencia. En ese estado
de sanación también ha quedado todo clarificado. Reconozco el acuerdo que
existe con mi hombre interior. Ya lo sabemos los dos, mi hombre y yo. Él no me
permite la dependencia como una huida de tomar mi poder, quiere que brille por mí
misma y no me esconda en el refugio de una relación de pareja. No me va a dejar
que llene mi vacío con él. Responde a mi llamada si la realizo desde mi autonomía
creativa, desde la abundancia afectiva que pretende acercarse a otro para compartir
el ser, no para completar la carencia. Ya he aprendido demasiadas veces que la
carencia no se completa con algo externo, y tampoco con un hombre externo. La
carencia es el lugar de la herida que yo aprendo a abrazar, a respirar, a
permitir y a naturalizar como algo más, la seña de identidad de mi origen, ni
más ni menos, un rasgo más en mi arquitectura psíquica. Absurdo es empeñarse en
que no esté, en empeñarse en taparla, en empeñarse en curarla. La sanación es
aceptarla y respirarla tantas veces como se active sin huir de los estados que
surgen cuando la herida es tocada. Cuanta más presencia en respirarla, más
breve será su visita, menos durará la angustia y antes será el tránsito. Me
pido mucha presencia en todos mis estados, y mucha paciencia, amor propio y templanza.
Estoy recapitulando por fechas
que escribo en mi cuaderno, recuerdos de momentos en mis relaciones con los
hombres. Algún hombre destaca mucho en estos últimos años. Me encanta recordar
la fecha exacta, el placer de los números asociados a pasajes emocionales. Mientras
me entretengo en el recuerdo voy respirando la densidad. Entro en momentos del
pasado donde hubo dolor y lo resiento. Lo recibo con todo el cuerpo y lo
respiro. Me doy el tiempo para permanecer ahí.
El dolor que siento es el
rechazo. No sentirme elegida por el hombre. Recuerdos donde él no me dio el
sitio que yo esperaba. Entro en estos estados de amargura, disgusto, rencor, y
a veces brota un estado de venganza que imagina todo lo que haría a un hombre
concreto para saldar las cuentas, y hacer un trueque tipo ojo por ojo, diente
por diente. Se apodera de mi la furia, luego se disuelve. Tengo mucho tiempo
para transitar los estados que van llegando y se van marchando.
Mi hombre interno me mira a los
ojos y me pide que lo escuche. Está visiblemente enfadado conmigo. Yo prometo
permanecer en la escucha.
-Eres dependiente de los hombres,
¡quiero que despiertes de tu automatismo! –me dice mi hombre interno –yo existo,
pero para que me veas tienes que quedarte sola, habitar tu soledad y mirar de
frente tu herida en la autoestima. Te duele el rechazo y el dolor es y se va.
Pero tú evitas sentir el rechazo como si fueras la niña que su papá no abraza
en deliciosa ternura. La niña que no sabe y no puede gestionar el insoportable
dolor. Ahora siéntate ahí donde mismo estás y escucha lo que no me gusta de ti.
Escúchalo en tu pecho. Respira cómo te hiere el sentimiento de rechazo fijado
en tu corazón, que yo toco cada vez que te nombro aquello que no me gusta de
ti. Eres muy frágil y cuando no te haces cargo de tu fragilidad buscas a
alguien para volcar tu caos emocional y enredarlo con tu fuerza psíquica, que
tienes mucha, por eso eres peligrosa. Hazte cargo de tu fragilidad y ve hacia
dentro cuando emerja. Eres tu mejor acompañante y cuando te acompañes yo me
acercaré a ti, me convertiré en la templanza y la serenidad que necesitas para
habitar tu vulnerabilidad. Confía en mi y suelta a todos los hombres. Disuelve
tus expectativas y reconoce tus necesidades reales de compañía masculina, de
amor, de sexo, y recibe al hombre corriente que abunda en tu vida con tantos
rostros y que en esencia soy yo. No seas exigente ni caprichosa. No pases
hambre. La vida siempre te va a proporcionar los mejores alimentos para tu
nutrición.
En mi pecho explota la coraza que
recubre la herida. Yo misma he configurado la emboscada a mi ego en plena
naturaleza, para darle la medicina que me devuelve la ternura.
Despierto de madrugada, otra vez
en contacto con la angustia del rechazo. Estoy desesperada. He descansado un rato
y de nuevo volvemos a la negociación. El ego no quiere claudicar. Y yo ya no
puedo más con mis rasgos automáticos de personalidad que están creando el
sufrimiento. Pido ayuda y entro en el llanto. Ahora llamo a mi abuela y a mi
abuelo.
-¡Ayúdame, abuelita, abuelito! –pido
ayuda con un sollozo de desesperación –fue muy dura tu partida, abuelita. El 8
de febrero de 2006 llegué a casa después de un día de trabajo y estabas
afectada en el sillón por un ictus que te tenía inmovilizada y sin habla. Tus
ojos miraban a algún sitio… y movías tu brazo izquierdo, con la mano parecía
que te ajustabas el suéter en un bucle terrorífico de donde no podías salir. Yo
me hice amor desesperado y salvaje, gritándote te quiero continuamente para que te lo llevaras a tu muerte. El
equipo de urgencia del hospital terminó llorando conmigo ante mi sentimiento de
abandono inconsolable. Yo era una niña perdida de 5 años en el cuerpo de una
mujer de 30. Me brotaba del plexo solar un sentimiento de culpabilidad que
había sido gestado desde tu reproche tantas veces repetido con el que te
quejabas de no ser cuidada por mi como tú deseabas. Querías que pasara tiempo
contigo y yo simplemente vivía en tu casa orientada a mi placer, fluyendo entre
mis amigos, mi amante, mis entretenimientos, el MDMA, la música electrónica, lo
que a mí se me antojara en cada momento, después vino mi pareja, Juan, mis
ausencias de días y días, el Shiatsu… y tú demandabas mi presencia en casa con
queja, con llamadas al teléfono con tristeza, pidiendo que volviera a casa,
lanzabas tu consabido mensaje de alarma un
día vas a volver a casa y me encontrarás muerta ¿cuántas veces articulaste
esta amenaza? Oh abuela… ¡me lanzaste una maldición! Y cuando se hizo real,
todas las veces que yo me defendía con reactividad exagerada y rebelde a tus
maniobras para que yo me quedase en casa, se me vinieron de pronto al recuerdo
como momentos de fracaso en mi afectividad contigo, y la culpabilidad me atrapó
durante tres años que permanecí en duelo por tu muerte.
En medio de la noche en la dehesa
en soledad y silencio… Mi abuela me agradece el amor que bombeé para ella con
mi corazón ese día del accidente interior y los 4 días siguientes que tuvo para
despedirse en casa desde un estado de letargo hacia dentro antes de salir del
cuerpo para siempre. Se lo di todo en desesperación profunda. Viendo las orejas
del lobo del cierre de esta fase de nuestra relación. Le doné energía para su
tránsito. La rodee con una envoltura protectora y de amor para su momento de
desprendimiento definitivo de esta encarnación. Ahora ella me lo agradecía. Ahora
ella me acunaba, me abrazaba, me consolaba. Me liberaba de tener que repetir el
patrón de reproche por la ausencia de atención emocional que yo articulaba con
mis relaciones, como en lealtad a mi abuela tantas veces criticada y rechazada
por mi. Puedo observar la ley de todo lo que rechazas te persigue. Mi abuela y
su patrón de demanda emocional tantas veces rechazado por mi ahora me
pertenecía y yo no podía escapar de aquello que no quería mirar de frente. Como
en una pesadilla, ésta cesa cuando dejo de huir y miro al monstruo y le
pregunto si puedo ayudarle en algo, o qué quiere de mi. Los monstruos sólo
quieren ser vistos, cuando los miramos se transforman y se convierten en niños,
en animales o flores.
Año 2020, aún recuperando la paz
contigo, abuela. La justicia divina no para hasta el equilibrio y el cierre.
Aún de madrugada, vuelvo a
dormirme. Cuando despierto por la mañana siento mucha alegría. Hablo con mis
abuelos que visualizo sentados en piedras frente a mi amparados por las encinas
del monte. La humildad me acontece en el corazón y siento gratitud de la vida
con todo su recorrido.
Doy un salto en mi nivel de
vibración al día y medio de permanencia en el bosque. El resto del tiempo entro
continuamente en estados de gratitud y gozo que se alargan mientras observo las
ramas de los árboles, el cielo, las nubes, las tonalidades de luz, las caras
que se dibujan en las ramas, los troncos, las piedras, las hojas… veo hadas,
elementales, rostros de todo tipo dibujados en la forma de la naturaleza y
entablo diálogos.
Aprendo de mi energía. Estoy en
el bosque para aprender a amarme. Y mi energía me informa de cómo necesito el
cambio corporal, soy kinestésica fundamentalmente y muy activa, así el cuerpo
posee un radar intuitivo que yo aprendo a seguir.
Ahora quiero cambiar de sitio, a
lo alto de la roca, en la hamaca que me permite la visión amplia, cuando cumplo
mi deseo corporal siento una gran satisfacción que posee un tiempo de vida.
Cuando finaliza esta satisfacción siempre se me escapan pensamientos negativos
y sin embargo puedo pararlos observando mi necesidad de cambio físico. ¡Tengo
una niña hiperactiva dentro! Y ahora puedo aprender a cuidarla. Porque la mujer
que yo soy no tiene otro deseo en la vida que escuchar la orientación interior
para mi máxima satisfacción.
Me fascinan todas las opciones
que puedo darme a mí misma en un espacio limitado, en soledad en medio del
bosque. La ausencia de alimento me genera un brote de hambre que respiro, he
decidido comer una bellota que me ha regalado una de las encinas que me
circunda. Hago una ceremonia con la bellota. Se lo agradezco al bosque. La abro
por la mitad, tomo una de sus partes y la voy mordiendo lentamente masticando
con plena atención la carne blanda del fruto. Observo que cuando termino de
ingerir este mínimo alimento me emerge un sentimiento de placer presente en la
mucosa de mi boca y mi estómago. Cómo estoy disfrutando los cambios de estado,
como la ansiedad sólo busca atención aunque no sea atendida la necesidad
completa. Quiero aprender a atender mis necesidades.
Al atardecer tengo la voz en
plena inspiración y le hablo al sol.
-Oh sol, quiero ser como tú –me sobrecoge
el silencio del monte, el sol cayendo, las montañas –enséñame el camino de la
luz, quiero ser luz como tú. Sol, abre mi corazón, enciende mi corazón con tu
rayo dorado… ilumíname.
Entro en trance de gozo en un
abrazo al sol. Toda la energía masculina yang me reconoce ahora. Escucho a mi
compañero tocando el tambor al otro lado de la meseta, muy lejos de mi, su
sonido me acompaña, y me reconforta.
Como no como, a veces me siento
muy débil. Si acelero el paso mi corazón se siente apretado, y me fatigo. Entro
en instantes de cansancio extremo. Si subo la roca me mareo. Esto se convierte en
una inesperada ventaja. Me permite observar a cámara lenta mi estado de
satisfacción. Cuando siento molestias en el cuerpo y estoy tumbada en la
hamaca, descubro mi deseo de caminar. Toda la acción decidida es lentamente
realizada, sólo hay deseo de hacer, resistencias, paciencia, y acción. Puedo
verlo todo con detalles impresionantes. Me despierto por la mañana y no puedo
respirar dentro de la tienda. Quiero salir al exterior y lo hago en partes. Abro
la cremallera y descanso un rato, ya voy respirando el aire que entra. Lanzo el
aislante al exterior, después voy yo a trompicones y me tumbo. Voy a por el
saco porque la mañana es fría. Casi me duermo otra vez. Pero todo el cambio
contribuye a mi satisfacción permanente y esa soy yo, la que está cambiando. Este
reconocimiento a cómo soy realmente me despierta o me renueva el deseo profundo
de autoconocimiento, sobre todo en esa parte de mi de la que huyo a través de
establecer una relación de pareja o anhelarla. Esa parte de mí que no quiere
estar sola sin un hombre. Pues a la soledad voy, a descubrir el secreto que yo
misma me guardo.
La mujer libre que yo soy ama la
naturaleza en soledad.
Formado el círculo de trabajo personal estamos todos en la presencia de estar aquí y estar ahora. Compartimos la intimidad y nos ajustamos a la máxima escucha de la sensibilidad. Dándole poder a lo que sentimos, intentando soltar todo el contenido mental y no caer en las trampas de la cabeza que nos seduce a tomar las explicaciones de lo que nos pasa como algo de suma importancia que hubiera que darle sitio en la expresión. Cuando lo único que nos ayuda a transformar es el dejarnos llevar por lo que sentimos y por el movimiento instintivo. Aparcando para muy al final la comprensión de todo lo que nos ha pasado, que cuando se deja para el final se resume en pocas palabras y en un sentimiento de gratitud y de alegría por la conquista interna obtenida, un impacto de entusiasmo cuando nos vemos desde fuera de nosotrxs mismxs y de verdad nos comprendemos. Yo no me explico con miles de palabras mentales más o menos sofisticadas y bien ordenadas sino que: ¡me veo desde fuera de mi y me comprendo! Porque estoy viendo a un personaje inmerso en su película de que no hubiera ninguna otra manera de vivenciar la realidad, sometido a la reactividad del programa donde vive y convencido de que elige. ¿Cómo se puede elegir si estoy condicionadx por un programa defensivo que arrastro desde mi infancia?
Lo que siento me guía y darle poder a lo que siento no es nada fácil. El ego intenta banalizar la sensibildad imitando el lenguaje. Parece que esta persona está sintiendo pero sólo piensa que siente, o habla de lo que siente desde la explicación mental. Pero evitando el contacto real que es lo único que sirve para el trabajo interno y provoca el cambio del punto de encaje que posibilita la mutación del estado emocional, la visión, la apertura en el pecho.
Hablando acerca de nos podemos llevar mucho tiempo, convencidxs de que estamos en un trabajo de conciencia y sin movernos ni un ápice en los límites de nuestro programa.
Sólo sirve entrar en contacto en un movimiento hacia dentro de nosotrxs mismxs. Atravesando la capa superficial y entrando en un trance donde tocamos los asuntos importantes que destacan en nuestro inconsciente. La emoción posee información concreta de las necesidades organísmicas y darle sitio sin juicio, sin filtro, sin mente, es fundamental para promover nuestro despertar. Las emociones están en el mismo lugar donde las dejamos olvidadas, reprimidas, racionalizadas. Las emociones no tienen tiempo, y necesitan crecer igual que nosotrxs, para ello aparecen con cargas del pasado porque necesitan limpiarse y ponerse al día. ¡Si las dejamos! Cada vez que atravesamos conscientemente una emoción recibimos la elevación de nuestra vibración que nos permite vernos a nosotrxs mismxs a pesar de la identificación con nuestro personaje y su experiencia. Estos momentos donde nos salimos del programa son instantes de iluminación: despertamos de la hipnosis de la materia, reconocemos al ser que somos y por fin podemos elegir desde la libertad y la responsabilidad. No te quepa la menor duda que la densidad de este mundo te arrastra de nuevo a la hipnosis de que eres tu cuerpo, y que eres tu programa y tu historia personal. Por eso el trabajo interno no terminan nunca y requiere tu voluntad renovada cada instante de estar presente a todo lo que se mueve en ti y observar. ¿Te comprometes a estar presente?¿O quieres generar reacción-discurso mental-pasado-historia personal-sistema a lo que acontece y a lo que sientes?
Es difícil aceptar las bondades del regalo de la libertad que tenemos los seres humanos.
Nos acercamos a la aceptación de la libertad en el grupo. En un grupo orientado con un enfoque hacia el presente y experimentación de la conciencia. Como la Gestalt. Sin añadir ningún nuevo modelo de creencias que adquirir. Si no espacio libre para vaciarnos de todos los artefactos mentales que seguimos coleccionando, espacio libre para descubrirnos -puesto que sólo conocemos quien fuimos y creemos seguir siendo(y no lo somos)-y espacio libre para recuperar la autoridad interna donde como individuo puedo tomar decisiones fuera del condicionamiento del pasado, desde el más puro presente. Convertirme en la punta de la ola en la inmensidad del mar. Con la fuerza de la totalidad del mar y con la consciencia individual sujeta al instante presente de la efímera ola que va cambiando de identidad en sucesivos momentos.
Cuando eliges trabajar en el grupo(de Escuela Counseling Experiencial) y tomas el centro como individuo recibes el acompañamiento de dos terapeutas al mismo tiempo, un hombre y una mujer, Alfredo y Susi, en una sincronicidad en la intervención tan fluida como si fuera la misma persona.
Somos dos para mostrarte como un espejo que dentro de tí hay dos voces como mínimo. En realidad hay todo un parlamento. Dos voces como mínimo que se pelean entre sí y cuya pelea distorsiona tu percepción de la realidad e intensifica la defensa y la separación, y que podrían adquirir si lo intentas la forma de la alianza generando un movimiento natural donde hay alternancia, y podemos escuchar todo lo que somos sin una fijación en la identidad. Nosotros nos turnamos la voz junto a la tuya.
Somos dos para recordarte la alianza, el autopoyo, la igualdad entre lo femenino y lo masculino, la ausencia de jerarquías, la colaboración, el movimiento fluido donde se destaca el sitio diferenciado de cada uno, el desapego en el foco que continuamente se mueve, el juego de la vida donde no hay nada fijo y todo cambia como una experiencia donde el aprendizaje es gozo, es gratitud, a pesar de la inmensa tonalidad emocional que vivenciamos.
Somos dos para mostrarte lo femenino y lo masculino en equilibrio, en un acompañamiento natural donde nos apoyamos mutuamente hacia un foco común que eres tú y tu exploración.
Somos dos para darte oportunidades de proyección de tus voces internas, y puedas ver a papá y a mamá, al hombre deseado y a la mujer rival, a la mujer deseada y al hombre rival, el triángulo arquetípico donde resolver laberintos de oscuridad y darle lugar a estados emocionales que no pueden esperar para tomar luz: como los celos, la envidia, la exclusión, el exilio, el rechazo, el abandono… limpiando la sombra para tomar tu poder extraviado. Tu preciado poder que necesitas para crear instante a instante la vida que te contiene en tu máxima expresión, amor y libertad.
MUTANTES es un encuentro para experimentar la transformación interior desde la gratitud y el desapego.
Somos mutantes ya que nos movemos en un cambio interno y externo que podemos aprender a tomar de la mejor manera para nuestra satisfacción. Cuando entramos en nuestro particular espacio de dificultad topamos con nuestros límites y cuando mutamos encontramos la manera de gestionar las emociones y liberar los laberintos personales, hallar la salida y retomar el flujo vital desde la alegría de estar vivos y seguir aprendiendo, sintiendo, experimentando.
Del 28 de Marzo al 1 de Abril – Semana santa 2018
En La Casa del Búho – Algodonales – Sierra de Cádiz
¿Qué hacemos en Mutantes? ¡El viaje de Plutón!
A lo largo de cuatro días, haremos un viaje a través de diversas técnicas(Gestalt, Movimiento Expresivo, Bioenergética, Sistémica..etc), para tomar aquello que queremos trascender de nosotrxs mismxs: desde pequeños cambios a salto cuántico. Abrazar lo que soy, despedirme de lo que quiero soltar de mi.
En la carta astral, Plutón señala nuestra área de transformación. Nos invita a revisar las formas antiguas de nuestra vida que se han quedado fosilizadas y que nos interrumpen en nuestro viaje de crecimiento. Ampliar la casa en la que vivimos incrementando la alegría, el amor o la confianza, requiere para ello la desprogramación de hábitos, movimientos automáticos y creencias que han quedado adheridas a nuestro enfoque de la vida.
Esto es lo que caracteriza a la influencia plutoniana a nivel personal: la destrucción de una forma para que se construya una nueva, ya se trate de un comportamiento (pauta psíquica), o de una situación que parecía estable, de un vínculo… ¡todo se da la vuelta! Un patrón estático y paralizante, se disuelve porque ya cumplió su ciclo y la corriente volcánica del hades lo arrastra. Dejamos atrás lo que está verdaderamente muerto, lo que es poco creativo, lo que ya no tiene vida, lo que no nos inspira. Y en este mismo lugar donde soltamos encontramos lo nuevo que quiere evolucionar en nosotrxs y que nosotrxs queremos desplegar.
Identificamos nuestros motores de cambio: espacios propios donde vivimos encrucijadas que nos sirven como oportunidad para una mutación interna. Los ciclos de la vida nos indican los lugares donde se abren los escenarios del cambio: el nacimiento, la sexualidad, la muerte, la abundancia, etc. Dentro de nuestros procesos de vida, se siguen dando esos escenarios de manera oculta y sorprendente.
La sexualidad y el poder personal son fuentes de energías donde tomamos impulso para desprendernos de nuestra vieja piel y recibir la actualidad de toda nuestra posibilidad real aquí y ahora. Nacimiento y muerte para generar la transformación que nos da la forma. Abordar un cambio profundísimo es el don que otorga la mutación cuando la sabes aprovechar.
Propuestas de Trabajo:
• La sombra y el personaje. Toda sombra tiene un foco de luz desde el que se proyecta y con el que podemos contactar. Mirar, respirar, y aceptar la sombra para abrir puertas nuevas en nosotrxs para la expansión de lo que somos. La sombra es lo que permanece oculto en nosotrxs, nuestro otro yo, el personaje es nuestra máscara para movernos por el mundo. Hablamos con nuestra sombra, reconocemos nuestro personaje ¿en qué proceso entramos?
• El volcán: Pataleta cósmica. Recapitulación desde el estado niñx hasta la actualidad de toda la contención de la rabia: lo que no dije, mi proceso de adaptación social, padres, tutores, sistema, profesores, parejas, jefes… recorrido por todas nuestras cesiones de poder y regreso al poder del instinto… en el origen el ruido, de la contención, del estallido… está el fuego interno. Explotar para sentir el poder de transformación. Contacto con la hoguera nocturna donde pedirle al fuego que queme todo lo que he soltado.
•La experiencia de perderse: la puerta a la creatividad. La identidad, el miedo, y el vacío. Qué pasa cuando desechamos las formas que nos hemos dado para sobrevivir y experimentamos en el vacío nuevas maneras de ver la existencia propia. Trabajo en la Naturaleza con arboles de poder(pinsapos).
• El reto existencial. Imaginar lo que quieres para ti y representarlo a través de la psicomagia. Permite poner dirección a lo que te sucede, ordenar tu fuerza y tu experiencia hacia un lugar más adecuado. Diálogo con tu yo superior – tu yo futuro – arteterapia y danza trance para la reorganización organísmica.
• La gratitud: la expresión de la magnanimidad que la vida te ofrece, su providencia, nos lleva a la devoción interna, a la expresión máxima de la gratitud. Esta es una fuente de placer y de abundancia y de satisfacción. Abrazamos nuestro don incipiente. Ronda de gratitudes.
Celebramos la cena de los donesel sábado por la noche para invocar y recibir desde el lado más placentero, creativo y lúdico nuestra mejor versión. Tendrás que traer un atuendo adecuado a una manifestación de la forma que te vamos a sugerir por una conversación telefónica que tendremos contigo antes del taller. Para ello vamos a manejar información de tu carta astral y otros elementos que aparecerán en el diálogo contigo.
PROGRAMA DEL CURSO
(sujeto a modificaciones para atender a la realidad emergente del grupo y sus necesidades)
Llegada miércoles 28 de marzo a partir de las 20.30h para acomodarse en la casa y cenar.
Jueves 29 de marzo.
Ronda de palabra inicial del viaje de Plutón- Proceso Corporal Integrativo de apertura al trabajo – Trabajo con la sombra, el personaje y el volcán – sesión de integración y trabajos personales.
Viernes 30 de marzo.
Experiencia de perderse – abrazo al vacío – Espacio Natural de la Sierra de las Nieves – Pinsapar. – Sesión de integración y trabajos personales.
Sábado 31 de marzo.
Despertar del poder de la psicomagia con muchos elementos creativos – Danza Trance y Cena de los Dones.
Domingo 1 de Abril.
Ronda de gratitudes, auto-reconocimientos, y deseo focalizado – sesión de integración y cierre.
Herramientas de exploración: Gestalt, Counseling, Movimiento Expresivo, Astrología, Sistémica, Psicomagia.
Guían el taller: Jesús G. Bedoya, Susi Muñoz y Alfredo Calvo.
Fecha/Horarios: Empezamos el jueves 29 de marzo a las 10h y terminamos el 1 de abril a las 14h. Puedes llegar a la casa el miércoles 28 de marzo a las 20h para acomodarte y cenar.
Lugar: La Casa del Búho – Algodonales – Sierra de Cádiz. www.lacasadelbuho.wordpress.com
Aportación taller: 350€ – curso, alojamiento y comida. Incluye la cena del miércoles y no incluye la comida del domingo.
Nuestra tecnología está en el nivel de los dioses, nuestras instituciones en la edad media y nuestras emociones en la prehistoria.
Edward O. Wilson
El hombre es un Dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.
Friedrich Hölderlin
Hace tiempo que dejamos atrás ese período de la historia en la cual entregábamos a instituciones e ideologías parte de nuestra libertad, permitiendo su tutela. Como si fuera la continuación de la experiencia con nuestro propio padre y nosotrxs siguiéramos siendo niñxs sin decisión propia.
Erich Fromm en “El miedo a la libertad” analiza este proceso de volverse libre de la autoridad externa. Postula que tras él, a la humanidad le acechan sentimientos de desesperanza que no desaparecerán hasta que alcancemos una libertad positiva, un reemplazo del orden anterior. Seguramente, en este momento histórico que vivimos, ese cambio tiene que ver con atender nuestro universo emocional y relacional. Si hasta ahora hemos pensado las emociones, afrontamos un tiempo en el que tenemos que atrevernos a sentirlas y vivirlas de un modo consciente.
La post historia ha conllevado el desmantelamiento de las ideologías que configuraban la estructura de seguridad donde teníamos bajo control las emociones. Muchas veces desesperamos porque no sabemos bien como acertar con nuestra satisfacción, que implica escuchar nuestras emociones, tomar la información biológica que nos proporciona y responder del modo más aliado con nuestro bienestar. Lo prueba el hecho de que nuestras emociones están muy mediatizadas y condicionadas. Están bajo vigilancia. Controladas, reprimidas, negadas, anestesiadas, racionalizadas, proyectadas fuera de nosotrxs, manipuladas en favor del deber u otras fijaciones, encerradas en compartimentos secretos.
Se manifiesta en nuestras contradicciones y pérdidas internas. Por un lado practicamos un cinismo escéptico por el cual no aceptamos las propuestas que no sean estrictamente materialistas, de carácter científico racional, y por otra parte tenemos una aceptación infantil de muchas instancias que se han erigido como autoridad. No tenemos ninguna alianza con nuestraautoridad interna. Hemos ido donando nuestro poder a totems, iconos externos, creencias para intentar conseguir algo de seguridad y en ese proceso hemos vendido nuestra libertad y nuestra capacidad creadora de la realidad. Desde este punto nos planteamos volver al principio, recapitular todas nuestras donaciones gratuitas de poder para retomar la fuerza interna, el poder de generar nuestra vida como queremos.
El modelo ha estado impregnado de un profundo carácter patriarcal. Recorrer el sentido inverso de lo que ha sido esta sociedad nos puede dar pistas de por dónde podemos ir. Si tuviéramos que destacar sus rasgos principales estos serían: territorialidad, racionalización, evitación de la vulnerabilidad, jerarquización social, polaridad justicia – venganza y obsesión propietarista, entre la codicia y la carencia.
En este ínterin estamos, el de evolucionar hacia un ser real o permanecer en un ser condicionado; el de explorar la posibilidad de hacer emerger la esencia de lo que somos o seguir anclados en la estructura de la personalidad que se alimenta de la lucha de los opuestos.
Nuestro proceso evolutivo es como un viaje de ampliación de la conciencia. Y la apertura de esta conciencia va de la mano de la calidad de nuestra vida emocional y de la calidad de nuestra motivación, nuestra energía de movilización interna hacia nuestros deseos.
LA MOTIVACIÓN DISTORSIONADA: LAS PASIONES.
La degradación de la vida emocional está unida a la distorsión de nuestra motivación, es decir, la forma que adquiere nuestro movimiento, nuestro impulso hacia la satisfacción de nuestras necesidades. La motivación puede venir estimulada por una doble cualidad: la de la carencia, cuando el deseo está enfocado en completar una deficiencia; o la de la abundancia: cuando el deseo está enfocado en conseguir la satisfacción mediante la actividad creadora. La medida de nuestra salud emocional reproduce una u otra motivación. La motivación movida por la deficiencia reproduce dinámicas autolimitantes. Nuestra cultura al negar el movimiento instintivo y el valor del deseo a la hora de definir las necesidades, reproduce una motivación deficitaria.
El origen de este fenómeno es la interrupción de los mecanismos del instinto y de la regulación organísmica natural (al que acompaña la anulación de un movimiento emocional libre) y la frustración en las dinámicas que desde niño buscan recabar y equilibrar la experiencia del amor y la confianza básica. Todo ello está detrás de muchas de nuestras dificultades. Los mecanismos del instinto (esencia) quedan así desnaturalizados añadiendo un sistema de creencias o programa a las emociones saludables para convertirlas en pasiones que, a su vez, retenemos, repetimos y nos esepcializamos con nuestras fijaciones cognitivas. Esta situación tiene como consecuencia desajustes vitales acompañados en muchas ocasiones por la inflamación caracterial y el sufrimiento y además marcan comportamientos de pasividad en los sujetos.
Para Freud la neurosis es una interrupción de la vida instintiva. El instinto impulsa en tres direcciones básicamente: la de la supervivencia, el del placer y el de la relación. En el momento en que se produce esta interrupción en alguna de estas direcciones, nos instalamos en una idea oculta, una idealización que va a aportar parte del andamiaje del carácter a futuro. Se establece un código que piensa que “así hay que vivir”. En ese momento es cuando se instalan necesidades de venganza, de no volver a confiar, de que el amor no merece la pena, etc.
Las pasiones funcionan en un plano inconsciente. Nacen de ese mecanismo de interrupción. Genera desajustes y tiene un carácter pasivo. Todas se elaboran a partir del secuestro, manipulación y condicionamiento de tres emociones básicas que son: miedo, tristeza y rabia. Las pasiones según el mapa del eneagrama son 9: Ira, Orgullo, Vanidad, Envidia, Avaricia, Cobardía, Gula, Lujuria, y Pereza.
La Ira es una pasión que distorsiona el sentir natural de la emoción de la rabia. La pasión de la Ira es un programa cuya creencia principal es que la expresión de la rabia de un modo directo es malo y el que la expresa es un niño malo o una mala persona. Como el programa de la pasión no permite la expresión del enfado establece los modos correctos de canalización de esta poderosa energía de la rabia. La dirección correcta es el perfeccionismo que puede convertirse en autocrítica, crítica hacia otros y adoctrinamiento para otros en lo que se debe hacer y lo que no.
El Orgullo es una pasión que viene a distorsionar el estado emocional que experimentamos cuando percibimos que tenemos una o varias necesidades. La pasión del orgullo tiene como consigna máxima que necesitar algo nos baja la autoestima y por eso el Orgullo es un complejo mecanismo defensivo que reprime todas las necesidades. El orgullo sólo permite ver las necesidades ajenas y todo su mecanismo se desarrolla para atender las necesidades de los demás y de esta manera recibir a cambio atención, valoración y importancia personal.
La Vanidad viene a distorsionar cualquier atisbo de sensación de fracaso e inseguridad para realizar algo, para ello congela las emociones genuinas y la sustituye por lo que debería sentir para que la carrera hacia el éxito siga su curso y no haya contratiempos. Es la máscara de la imagen reluciente, la más brillante publicidad hasta la mentira. La falsedad está permitida lo importante es desplegar una imagen de éxito.
La Envidia viene a distorsionar las sensaciones de tranquilidad que sentimos cuando la vida es sencilla, rutinaria y ordenada. La envidia considera el ser práctico y orientado al cumplimiento de tareas como la máxima vulgaridad y genera un estado de inconformidad muy intenso y conflictivo que polariza a la persona en un sensibilidad apasionada que le dificulta tener orden, ser práctica. Este mecanismo proporciona un estado de sentirse muy especial, y separado del mundo.
La Avaricia viene a distorsionar el estado emocional del vacío, el silencio interno, la meditación para ello lo llena de pensamientos y análisis, teorías y conocimientos de la vida. Lo atiborra de intelectualidad y así huye de la sensación de pobreza y desamor. La Avaricia es el miedo a no tener nada para sí mismo.
La Cobardía viene a distorsionar la experiencia de sentir miedo. Considera el miedo una emoción que si surge es porque el desastre está cerca y la supervivencia no está asegurada. Cuando el miedo surge para generar una mayor presencia y alerta y estar realmente preparados para recibir el presente, la Cobardía considera el miedo como una señal de que todo va muy mal, este juicio tan fuerte contra esta emoción separa a la persona de la fuerza de su instinto natural y genera con la energía del miedo pensamientos muy negativos sobre calamidades, desastres, mala suerte, debilidad, enfermedad.
La Gula viene a distorsionar la experiencia de sentir dolor. Considera que el dolor es una emoción que si está presente es porque llega la infelicidad, la depresión, el sufrimiento. Genera un programa muy detallado de cómo el dolor y sucedáneos como la frustración, la apatía, el aburrimiento, el tedio… son estados que hay que evitar para no generar la temida infelicidad. Este programa es una verdadera tiranía de la felicidad. Prohibe en sus decretos la muerte, la vejez, la enfermedad y toda experiencia humana que signifique perderse de ser un niño o niña feliz con todas las posibilidades abiertas a experimentar. El dolor sólo es la emoción que ocurre en el tránsito de un estado a otro, en los cambios, en las despedidas, en el desapego de la experiencia, de las personas, de los lugares. Pero el programa Gula no permite esta experiencia del dolor, la considera sumamente peligrosa para la felicidad.
La Lujuria viene a impedir y a negar la experiencia de la vulnerabilidad. Como somos humanos somos vulnerables y esta es nuestra naturaleza. La Lujuria se empeña en desarrollar fuerza, dominio, control, exceso al máximo. En la vulnerabilidad están todas las emociones como el miedo y la tristeza, y también la ternura, el amor, la necesidad. Todo lo que nos hace humanos sensibles.
La Pereza distorsiona la rabia, sobre todo el aspecto de la rabia que nos sirve para posicionarnos en nuestro sitio como personas independientes, con opinión y valor propio. La Pereza genera anestesia de la rabia y así evita todo conflicto con los demás y en grupo. Esta anestesia produce una sobreadaptación al ambiente y a los demás con la motivación de estar en paz y estar tranquilo.
Los miedos catalizan este movimiento desintegrador. Cada enfoque del ego tiene un miedo particular. Miedo a equivocarse, miedo a pedir, miedo a fracasar, miedo a no ser visto, miedo a no tener nada, miedo a tener miedo, miedo al dolor, miedo a la vulnerabilidad, miedo al conflicto. Volviendo a un análisis más sociológico, si tuviéramos que describir una serie de miedos visibles hoy en nuestro entorno, estos serían:
Miedo al inconsciente y a la locura, que reproduce una sociedad muy cerebrotónica, empeñada en dar validez racional a todo.
Miedo a la vulnerabilidad, que despierta una psicosis por la seguridad y una alta ingesta de ansiolíticos, además de una cultura inmovilista.
Miedo a la muerte, lo que provoca una inevitable banalización de la vida.
Miedo a la libertad, es decir, a una vida altamente responsabilizada de nuestras propias emociones, entre ellas, el propio miedo.
El carácter es la construcción que compensa esta salida del contacto primario. Alberga el superego, con sus creencias y exigencias, y también la parte contraria, el que implora ser aceptado. Toda estructura de carácter tiene una pasión y una fijación. Y reconocerlo, tiene un extraordinario poder terapéutico. Suelen desvelarse en los prejuicios cognitivos.
LA SALIDA HACIA LA MOTIVACIÓN CREADORA. DE LA EMOCIÓN A LA CONCIENCIA
Imagina que despiertas ahora tras dormir largas horas y te das cuenta de que todo lo que has vivido es un sueño, que has despertado a la realidad. Haz el ejercicio de ponerte en contacto con esta fantasía e imaginar cómo sería esa situación a la que despiertas. Qué sientes en ese momento, que emociones te sobrevienen y qué quieres hacer en primer lugar.
El ser humano somos el resultado de un complejo y deslumbrante proceso evolutivo que ha conseguido, fundamentalmente, elevar el deseo (instinto) y las emociones (amor) que movilizan todo lo existente, al plano de la conciencia con un único fin: el puro disfrute, el éxtasis.
Lo que se llamó la “revolución de la conciencia” fue lo que en Psicología comenzó a encarnar todo el movimiento del humanismo, a través básicamente de fenomenólogos que admitían en su trabajo una visión holística y existencial.
Desde este enfoque podemos decir que todo carácter entraña una ilusión metafísica, un presupuesto erróneo con respecto al ser. Es un oscurecimiento que nos hace buscar la compensación, no en una restauración óntica, sino en la mera apariencia. Tal es así, que la conciencia se ciega sobre su propia ceguera hasta el punto de creerse libre.
Detrás de la psicosis más visibles, detrás incluso de las relaciones que esta tiene con nuestra estructura de la personalidad, está lo que Winnicott llamó la carencia existencial o pérdida del ser, donde el ego se inflama y da espacio a las pasiones exageradas que interfieren en la sabiduría del instinto y nos alejan de nuestro ritmo natural.
Recuperar nuestra esencia, restañar esa pérdida y curarnos, es el camino de la iluminación, a la claridad, a la naturalidad. Toda neurosis es caracterial, lo que implica que sanar las funciones del ego, dándole su lugar como conjunto de habilidades prácticas al servicio del ser, y sanar nuestra vida emocional, inevitablemente nos va a abrir a una mayor plenitud de ser, una experiencia más rica y más ajustada. Hacer el viaje a través del carácter, desmontando sus ideologías, templando pasiones, nos abre al espacio de las emociones auténticas, donde es posible seguir despertando. Porque detrás del movimiento de la pasión, está la herida, el vacío, la experiencia deficitaria que nos abre la oportunidad para percibir el ser de una forma renovadora, desde nuestra condición creativa.
La emoción nos informa de algo, nos conduce a una verdad sobre lo que nos pasa y sobre nosotrxs mismxs. Nos alertan de algo que sucede respecto a la satisfacción de nuestras necesidades. Nos indica un camino, nos conecta con la forma genuina de nuestro deseo. Este es el nuevo camino que podemos recorrer.
La diferencia entre nuestra condición potencial y nuestro estado presente es como la que existe entre el sueño y la vigilia. Despertar es el auténtico reto.
Si quieres seguir aprendiendo con nosotrxs sobre despertar o dormir, sentir o distorsionar emociones… te recomendamos varios eventos en Sevilla en Febrero.
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